Tenía una vida que me hacía feliz y dejé que se desmoronara con tal de estar junto a ti. No te amé por aburrimiento, ni por soledad, ni por capricho. Te amé porque el deseo que sentía por ti era más fuerte que cualquier felicidad. Y sabía además que la vida no es lo suficientemente grande como para abarcar todo lo que consigue imaginarse el deseo. Pero no intenté detenerme, ni detenerte.
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